jueves, 8 de enero de 2009

-Pensás que sos el único???- me dijo con voz exsaltada, creo que empezaba a enfurecer.
-Pensás que sos el único que sentís? que llorás? que amás? el único al que te tocó esta puta vida de mierda? ah?? CONTESTAME!- continuaba... y yo impávido no me atrevía ni a mover los labios.
Me miró con cara de decepción, se volteó rapidamente y tiró la puerta.
Era la primera vez en mi vida que lo veía realmente enojado, tal vez desilusionado.... todo por culpa mía, me senté sobre la silla, que nunca antes estuvo tan rígida, las luces del espéjo pálidas y mis manos frías. Desplomado en aquella banca giratoria decidí mirarme a los ojos y estaban húmedos y rojos, como mi nariz.
¿cómo me permití llegar hasta este entonces, en este hoy, que ayer era un bello mañana? alguien abrió la puerta en ese instante, lo vi por el espejo, sólo dijo: "COBARDE!" y cerró con fuerza de nuevo.
Estallé como un maldito niño cuando necesita alimento, a llorar como una maldita loca de cabaret que su hombre la ha dejado plantada, como una adolescente que le ha dejado su novio, comos los borrachos nostálgicos, como se suponía que no lloraban los hombres.
Esa noche llegue a mi casa hecho una mierda, me desvaraté sobre la cama y mirándo el techo me quedé pensando y pensando me dormí. El teléfono comenzó a sonar, me asusté por que lo tenía sobre la cama, me desperté y contesté.
-qué pasó hoy?¿
-qué horas son?¿
-las 11 y 45, pero decime que pasó hoy?¿
-hhmmmm... tengo sueño... mañana hablamos de eso y te cuento bien....
-si ves!!!! esa es la maricada con vos! NO DECÍS LAS PUTAS COSAS CUANDO HAY QUE DECIRLAS!
-me dejás dormir?¿
-te dejo en paz de una vez. Eso sí, le tenés ke pedir por lo menos disculpas a Maciel.
-mañana hablamos de eso.
-ah! come mierda!
Colgué el teléfono, cambié de la lado la almohada y seguí durmiendo. Estaba sudando, no me hallaba, miré el reloj, las 3 :32 de la madrugada... tenía el sonido del portazo en la cabeza, combinado con las más reciente tirada de teléfono, qué más me podrían tirar....Qué larga noche.
El despertador me gritó a las 8 en punto, lo apagué y me senté en el borde la cama, con las manos sobre mi cabeza. Prendí el radio del nochero, medité otro momento y me levanté. Hice café y huevos revueltos, me senté solo a la mesa, y vi esa cama, inmensa y sola. En realidad extrañaba a Gavy. Tomé una ducha, saqué del armario las primeras prendas que vi a mi alcance, y con eso fui.
Cuando llegué a la carpa todos estaban callados, unos pocos osaron saludarme con una simple mueca, los más educados, el resto simplemente me observó y volvió a sus quehaceres, con la ausencia de las palabras que no pasan de la caja toráxica.
Entré al cuarto, encendí las luces del espejo, y me preparé para trabajar. Noté que había un papel en el espejo con la letra de Gavy, lo tomé y leí:
"Debería sacarte los ojos, pero te quedarías sin con qué mirarte el rostro cada mañana".
De nuevo la nostalgia de la culpa,... lo arrugué, lo tiré a la basura, y continué con mi labor.
Salí del cuarto, me dirigí hacia a la gran sala, el amplificador estaba encendido, las voces del público inquietas, se escuchaban reir y murmurar, cuándo la voz de Maciel hace su aparición.
-Bienvenidos señoras y señores, niñas y niños al circo mágico de la capital!!!!!! con ustedes, nuestro anfitrión como siempre!!!! El PAYASO ARTHUR!
sonaron aplausos, los niños gritaban al unísono: "el payaso, el payaso, el payaso!", se abrió el enorme telón, una luz pegó contra mi cara, explotaron con más furor los aplausos, y fue ahí, justo ahí, cuando lo comprendí todo.

1 comentarios:

Sebastian Villa dijo...

Decirte que me gustó es poco!