jueves, 21 de octubre de 2010

El imaginario de Ana Clara.


Ana, anita, Ana de día, clara de nochecita.

Deambulando por la calle, por la vida, me encontré conmigo misma, me pedí una explicación, y esto fue lo que surgió:

“Claro ke sí, te voy a explicar: Mis tesis y mis teorías no se refieren a nada, no se sustentan en nada. Nacen del infinito vacío que experimento en la cotidianidad de viajar en bus o simplemente caminando por ahí.

Estando sola en medio de tanta gente, escuchándome a mi misma para reírme de mis propios desvaríos o aburrirme de lo filosófica ke me pongo a veces. Mis tésis y mis teorías se reinventan cada mañana, tienen vigencias hábiles que oscilan entre 15 minutos a 3 ó 4 días cuando más. Se contradicen, se burlan entre ellas de sí mismas, me hacen divertir. Mis tesis son casi siempre antítesis, mis teorías… divagaciones hipotéticas, pero creo en ellas, y las quiero plantear (a pesar de todo):

“Me llaman calle” esa es la cuestión. ¿Estoy hablando de mi? Ahs! … es algo egocéntrico, me siento un poko culpable por ello, pero si no fuera por este autoestudio constante, créanme que ni sabría dónde estoy. Después de haber aclarado esto, continúo con la calle. La calle soy yo, es mi espacio, es mi escuela.

“Me llaman calle, la revoltosa y tan perdida”, porque estoy loka. Soy extravagante, y algunos dicen ke siempre me pierdo, incluso varios días. Estoy loka porque tengo un mundo propio, paralelo, disidente, rebelde y mágico (y si kieres te puedo llevar). En dicho mundo canto por la calle, corro bajo la lluvia, hablo con todas las gentes y las gentes me hablan, me enseñan.

Creo en el amor cada 2 o 4 años y el diablo no existe. El infierno debe ser como la guerra en Afganistán o los pensamientos de Bush y el papa. El cielo es la playa y la sonrisa de mis amigos, y el paraíso lo he visto muchas veces en los ojos de mi chiko. Los lunes me gusta el verde, pero definitivamente los miércoles son del blanco. No puedo hacer política sin fumar, y no tengo la más mínima idea de hacer política. Las ideologías me abruman, me gustan y las odio, no creo en ninguna, no tengo una, o bueno, no una establecida filosóficamente por la historia, me declaro Anarcocomunistasocioofendida con la sociedad vendida. Detesto el dinero… dinerillo, papelillo maldito, que puteas a las niñas, que compras a los niños… comprar… vender… comprar… vender… y ¿dónde queda el tiempo para existir?

Conclusiones inconclusas, hasta la próxima."

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