miércoles, 4 de febrero de 2009

Inocencia. I


No sé usted, pero a mí no me tiemblan las piernas a la hora de abrirlas. Si necesito algo lo tengo; si lo deseo, lo consigo, es así de sencillo. La vida está para aprovecharla, escurrirla, exprimirla, y cuándo ya no tenga más de donde sacarle el jugo, puedo robar las vidas ajenas y seguir disfrutando los placeres de la carne. Si se escandaliza por mis palabras, no me importa, la diferencia entre usted y yo, es que yo no tengo prejuicios con nada, usted está en el letargo, tal vez religioso, de la moral. Yo en eso no creo, pero sí en el amor. Una vez me enamoré, yo creo que uno sólo se enamora una vez y ama con el corazón una vez y lo entrega todo y lo hace todo por amor una sola vez.
Estábamos los dos en el colegio. Él me dejaba cartas y chocolates en el casillero y yo se los cambiaba por besos y salíamos del colegio a correr como niños después de tocar las puertas de las casas y reíamos sin parar, íbamos por helado, ese mismo que siempre terminaba en mi uniforme o en el suyo cuándo empezábamos la absurda guerra de conos en el parque de enfrente de mi casa, y al final de la jornada un dulce abrazo que duraba todos los días de la vida más dos de eternidad; la despedida con una alegría melancólica y los sueños, de toda la noche, pensando en el mañana, de nuevo a su lado.

Así era nuestra vida juntos, o bueno, la que todos conocían. Nos graduamos juntos, él comenzó a estudiar en la Universidad, y consiguió un trabajo, pequeño, pero digno. Yo me dediqué a vagar, a estar en mi casa, ver televisión y jugar play. Una tarde, casi noche, cuándo llegó de trabajar, fue a mi casa; se veía, bien contento, llegó con un inmenso ramo de flores de esas que son amarillas grandes y con una nota que decía: "Vámonos, vámonos lejos de todo, del mundo, de acá, tú y yo para amarnos siempre". Bonita la nota aunque un poco cursi. Sin embargo no le hice la crítica respectiva, sino que, inmediatamente, sin reflexionarlo le dije que sí. A pesar de todo yo lo amaba. No le voy a decir mentiras, si que lo amaba, con toda el alma, pero, es que él era un simple estudiante de universidad pública, con un pequeño sueldo y eso, para serle sincera, es muy poco para una mujer de mi talla.

Así que desde que nos graduamos, me conseguí un amigo, que me cambiaba lujos, por sexo. Eso no es infidelidad, yo no estaba enamorada del tipo, y eso era lo importante.

No me mire así, ¿no cree que esta bien lo que hice? Yo no le iba a exigir nada al hombre que amaba; así lo amaba, como era él, por eso más bien me conseguí un marrano, para que mi amor no tuviera que esforzarse más. Ah! deje esa cara y mire le sigo contando. Cuando yo le dije al man que sí me iba a vivir con él, me metí como en una especie de problema, porque irnos, implicaba todo el sentido de significante y significado de la palabra, la cuestión era varios kilómetros alejados del marrano (y de la marranera, usted me entiende). Cuándo le dije al porqui este que me iba, casi me desbarata! me dio una paliza que ni mamá me la había dado cuando era chiquita, y como no sabía como explicarle a mi hombre lo que había sucedido, tocó fingir que me habían violado.

Si le viera la cara que puso cuando le conté una historia de una violación que me inventé, eso fue con lágrimas incluidas. Me dio hasta pesar, pero ahora que lo recuerdo me da risa, es de esos recuerdos malos, que después se vuelven graciosos, porque se puso pálido y después me abrazó y empezó a llorar como una niña. Já! ese día pensé seriamente en ser actriz. Fui a la estación de policía a poner el denuncio, después al hospital, me revisaron por todas partes y me mandaron donde el psicólogo dizque para superar el trauma. Yo le dije a él, que si quería aprovechara esas citas él, que yo ya lo tenía controlado, y sí, estuvo llendo como 2 meses, y se aplazó el viaje.El man que me surtía se calmó y me hizo prometerle que me iba a quedar con él. Me tocó entonces decirle al amor de mi vida que tendría que irse solo, pero que después yo iría en busca de él, asegurándole que era por problemas familiares. Usted sabe que las familias no aceptan que uno se vaya yendo así como así, entonces me escudé en ese argumento, y efectivamente se me fue.

Si usted me viera ese día como lloré, parecía Penélope la de la canción sentada en la estación. Pero así tocaba, sino me quedaba sin el sustento, y los gustitos que me daba de vez en cuando. Pero como yo no me embalo por nada. Me hacía una falta terrible ese hombre, yo tenía que cumplirle la promesa de irme a buscarlo, encontrarlo y seguirlo amando. Ah, ¡es que yo me salté un pedazo! imagínese que yo me fui a vivir con el man, para que me surtiera de más cositas, antes de irme para donde mi novio. Y volviendo al caso, un día era tanto mi desespero que, mientras tenía sexo con el tipo, me dió un ataque de rabia, más raro.... en fin, me llené de ira y comencé a pegarle; él ahí mismo paró e intentó dominarme, pero yo fui más sagaz que él, antes de que me alcanzara, porque seguro me iba a pegar como siempre. Corrí hasta la cocina y con el cuchillo de la carne lo maté. ¡Si viera como lo volví! no quedo nada de ese hombre parecía un bulto rojo sin forma, ahí en el suelo.

jajajaja! ¿Qué le sorprende? .... ¿que esté tan fresca?.... No! es que cuándo a uno le toca defenderse y luchar por lo que quiere no debe haber nada que se lo impida, igual somos animales, ¿no lo cree?. Somos depredadores, hacemos parte de la cadena alimenticia, de un pequeño eslabón que se deformó y nos permitió no sólo cazar al diferente sino también al igual. Eso, más que un asesinato, fue un simple ejercicio instintivo, natural como animal que soy.

Y como animal que soy, pues también me dio sustico que me llevaran presa, o algo así, entonces me puse en la labor titánica, del crimen perfecto, a lavar como loca toda la casa y limpiar y limpiar, menos a él. Llamé a la policía y cuando llegaron, les dije que estaba haciendo el amor con él, que me había metido a la ducha y que cuándo escuché los gritos y salí ya estaba en el suelo así, como lo estaban viendo ellos. Si, también lloré en esta actuación. En serio, ¿usted cree que yo sería buena actriz? yo estoy segura que sí.

Pues bien, ¡imagínese que me mandaron otra vez donde el psicólogo! ah, me dio pereza y me fui para otro barrio, a vivir sola, con lo que me había dejado el man. Usted no me va a creer, pero una semana después de su fallecimiento, vi en las noticias que la policía había descubierto que el asesinato lo habían cometido unos tipos de un bloque paramilitar, con los que él tenía ya una pelea. Si ve usted como funciona la justicia en este país. ¡Ese ataque de risa que me cogió! yo no sé porque la gente se queja tanto, si vivir bueno es tan fácil.

Ahí fue cuándo me puse en la tarea de recoger la plata para viajar donde mi amado. Lo llamé ese mismo día y le dije que me diera un mes de plazo para estar allá con él, se puso feliz, se le escuchaban las carcajadas por la bocina, yo también estaba feliz, después de tanto tiempo, ya me hacían falta las guerras de helado y el tin, tin, corre, corre y sus besos... Ahhh. Si ve que yo en el fondo soy hasta inocente... uno enamorado es así.


Yo me acuerdo que mientras estuve con el marrano, conocí algunos amigos de él que me hacían propuestas indecentes, y me coqueteaban disimuladamente mientras el tipo se descuidaba. Entonces, como por obra del espíritu santo, se me iluminó la cabeza, había encontrado mis finanzas para el viaje. Llamé al primero, Diego, un hombre muy bonito. Para que le miento, estaba muy bien, en buena forma, y no fue para nada difícil convencerlo de que colaborara. Lo invité a la casa, un miércoles, me acuerdo bien. Me compré ese día una ropa interior provocadora, me la puse y así lo esperé.

1 comentarios:

Sebastian Villa dijo...

Me encantó la historia.

ANIMALES! ESO SOMOS!