sábado, 14 de mayo de 2011

Canalla Cityville.


En este lugar, dónde el cielo ya no aparece y una masa infecta de humo tóxico pretende usurparle, es dónde morimos siempre.
Acá, dónde el aire se compra aliñado, alterado, sucio, nos han abandonado, nos abadonamos.
Entre la oscuridad impuesta por el cemento y las frágiles mentes de los esclavos del emprendimiento, llegan a nosotros, día tras día las nauseabundas esperanzas envueltas en libros de superación personal y quirófanos dispuestos y antisépticos.

Hace un frío infernal y un calor congelante. El deshielo del cansancio, de la hartura, nos ha transfigurado en un fétido fluido acuoso que se condensa solitario, imbécil, por lo bochornoso de decirse vivo y triste...

...Y sin un motivo. acá ya no hay un poqrué ni un para dónde. No hay a dónde correr, ni piernas con qué hacerlo, ni ganas con qué sustentarlo. Las ansias se soportan hoy en facturas médicas de drogas legales para la razón, el control de emociones fuertes, mantenerse siempre en el carril a ninguna parte.

Esta tierra es el sedimiento de un malnacido imaginario empesebrado. El desperdicio que la aristocracia arrojó al suelo con disimulo para no ser vista, y luego vinieron los otros pisando fuerte con el execrable charol y cuero engamusado, y todo quedó bajo las suelas de grandes monstruos de pasta y efectivo.

Somos las heces, en este lugar, las heces de una gran vaca de oro que se cagó en todo y nos volvió mierda. Inintercambiable, invaluable, incapaz, inexistente... infinitamente mísero indigente.

1 comentarios:

Unknown dijo...

"Somos las heces, en este lugar, las heces un gran vaca que se cagó en todo y nos volvió mierda."

Y lo peor de todo es que en la mierda de ésta vaca, no crecen hongos mágicos.