jueves, 2 de junio de 2011

Burgueses.

La Dama entró al centro comercial con aires de quién tiene mucho y manda más. Con su empleada llevando a su hijo de la mano, intentando, a través del celular, acomodar su mundo financiero por medio de las nuevas tecnologías, que para el caso de lo que fueron inventadas, siempre fallan. -¿Cómo así que no le llegó el correo?? – dice exaltada - ¿ya? No! No puedo, estoy en mi tiempo con Santi! – Ingresa afanada al lugar de los juegos, le entrega dinero a la empleada y con señas le ordena que compre los Tickets. El niño nunca dice nada. Cuelga el celular. Alcanza a divisar a lo lejos, otra señora y su hijo, con aires de tener muy poco y de divertirse más. Aún, con el tono de voz medio fastidioso, medio enojado, medio mandón, le pregunta a la niña de la caja: - Oiga, niña! Acá porque dejarán entrar gente del Nororiente de la ciudad? - La chica de la caja, mira incrédula a la engorropetada señora, con ganas de reírse y pegarle al mismo tiempo, sin embargo, sin mucho rodeo, responde tranquila y pausada: - No lo sé señora, porque yo soy del Noroccidente.

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